Ciudadanos versus internet

Internet ha revolucionado nuestras vidas, ya sea en términos de trabajo, búsqueda de información o entretenimiento, conexión con otros o compras. El mundo en línea ha facilitado muchas cosas y ha abierto oportunidades antes inimaginables. Al mismo tiempo, presenta grandes desafíos tanto a los individuos como a las sociedades: las tecnologías subyacentes no necesariamente sirven a los mejores intereses de los usuarios.

“Nos interesan preguntas como: ¿Cómo podemos crear entornos en línea que respeten la autonomía humana y promuevan la verdad? ¿Y qué pueden hacer las personas mismas para evitar ser engañadas y manipuladas?” dice Anastasia Kozyreva, autora principal e investigadora del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano. El equipo de investigación comenzó examinando las diferencias entre los mundos en línea y fuera de línea e identificó cuatro desafíos principales.

1 – El comportamiento del usuario está influenciado por arquitecturas de elección manipuladora. Estos “patrones oscuros” conducen a los usuarios hacia comportamientos no deseados; incluyen publicidad que se mezcla con el contenido o la navegación de una página para generar más clics, o configuraciones de privacidad confusas que incitan a las personas a compartir más información de la que realmente desean.

2 – La información presentada por las arquitecturas de información impulsadas por IA no es neutral; se personaliza sobre la base de los datos recopilados de los usuarios. Esto significa que a dos personas que ingresan el mismo término en un motor de búsqueda probablemente se les mostrarán resultados diferentes. Eso puede ser útil si, por ejemplo, queremos buscar un restaurante y el motor de búsqueda muestra los resultados de nuestro vecindario en la parte superior de la lista, en lugar de un restaurante con el mismo nombre en el otro lado del mundo. Pero si nos muestran noticias o contenido político únicamente sobre la base de nuestras preferencias, corremos el riesgo de encontrarnos en una burbuja de filtro donde ya no estamos expuestos a otras opiniones.

3 – El equipo de investigación ve la información falsa y engañosa como otro desafío para las personas en línea. Los videos y publicaciones que propagan teorías de conspiración y rumores no verificados pueden propagarse rápidamente a través de las redes sociales , causando daños reales. Por ejemplo, las personas pueden decidir no vacunarse debido a la información errónea sobre las vacunas, lo que los pone a ellos mismos y a los demás en riesgo.

4 – Los entornos en línea que distraen buscan constantemente atraer la atención de los usuarios, ya sea mediante notificaciones automáticas, pantallas parpadeantes, anuncios emergentes o contenido actualizado constantemente. El objetivo es captar y mantener la atención de los usuarios durante el mayor tiempo posible: esa es la base misma de los modelos de negocio de las plataformas de Internet. Nos encontramos pasando mucho más tiempo en nuestras pantallas de lo que pretendíamos, sin ningún beneficio real y a costa de nuestra atención para otras cosas.

Te puede interesar: Estudio proporciona nueva información sobre cómo pudieron evolucionar los cerebros

Tomando una perspectiva de la ciencia del comportamiento, los investigadores proponen intervenciones específicas para abordar estos cuatro desafíos. Sugieren que se pueden utilizar ‘herramientas de impulso’ para capacitar nuevas competencias y permitir decisiones mejores y más autónomas en el mundo en línea.

El auto-empujón es una de las herramientas cognitivas que las personas pueden utilizar para crear entornos de elección e información “más saludables” para ellos mismos. El auto empujón permite a las personas configurar su entorno digital de la manera que mejor les funcione. Esto podría implicar desactivar las notificaciones de las aplicaciones o reorganizar la pantalla de inicio del teléfono inteligente para que solo se muestren las aplicaciones útiles: el calendario, la cámara y los mapas, por ejemplo, junto con las aplicaciones de meditación y el tiempo. Todo lo que distrae demasiado, como las redes sociales y los juegos, se guarda mejor en carpetas. Los investigadores también recomiendan que los usuarios establezcan conscientemente límites de tiempo en el uso de las redes sociales.

“El mundo digital está lleno de trampas”, dice Ralph Hertwig, director del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano. “Pero podemos tomar medidas para evitar caer en ellos. De la misma manera que podríamos esconder nuestro alijo de chocolate en la parte posterior del armario y poner un tazón de manzanas en la mesa, podemos desactivar las notificaciones de las aplicaciones que exigen permanentemente nuestro “Fuera de la vista está fuera de la mente, ya sea en la vida real o en el mundo digital”.

Y así como miramos a derecha e izquierda antes de cruzar una calle, deberíamos tener el hábito de hacer ciertas preguntas para evaluar el contenido que encontramos en línea. Preguntas como: ¿Cuál es el origen de la información? ¿Qué fuentes se citan? ¿Puedo encontrar contenido similar en sitios web de buena reputación? Este enfoque puede aumentar la competencia de los usuarios para evaluar la confiabilidad de la información en línea. Pero las plataformas de Internet también podrían ayudar a los usuarios a evaluar el contenido, por ejemplo, mostrando árboles de decisión que recuerden a los usuarios que deben verificar la fuente y los hechos antes de compartir contenido.

Sin embargo, de manera más general, los encargados de formular políticas también deben considerar la posibilidad de implementar medidas regulatorias más estrictas para garantizar que los usuarios de Internet mantengan el control sobre el entorno digital y sus datos personales, por ejemplo, a través de configuraciones de privacidad predeterminadas. Por último, pero no menos importante, el uso inteligente y autodeterminado de las tecnologías digitales debe enseñarse tanto en la escuela como en la educación de adultos. Cuanto antes mejor.

Los investigadores enfatizan que ninguna de las intervenciones que proponen puede contrarrestar por sí solo la manipulación en línea o prevenir la propagación de información errónea. “Se necesitará una combinación de herramientas cognitivas inteligentes, educación temprana en alfabetización mediática y un marco regulatorio que limite el poder de los intereses comerciales para secuestrar la atención de la gente y hacer del mundo en línea un lugar más democrático y veraz“, dice Stephan Lewandowsky, profesor de psicología cognitiva en la Universidad de Bristol.