Oscar para “Nomadland”. ¿A qué nomadismo premió Hollywood?

Que “Nomadland” se haya quedado con el Premio Oscar a la Mejor Película es un hecho llamativo, porque sin entrar en mayores consideraciones cinematográficas, el film de Chloé Zhao no responde al estereotipo de los que suelen agradar en la Academia de Hollywood. Su protagonista, Frances McDormand, está lejos del glamour que caracteriza a las habitantes de la farándula estadounidense y, además, su producción debió resultar bastante gasolera.
Como la peli todavía no está en las plataformas digitales, va una síntesis: Fern es una mujer que enviudó recientemente y para colmo, la fábrica donde trabajó buena parte de su vida, cerró. Empire, la localidad de Nevada donde funcionaba la empresa, acusa el impacto y va camino a convertirse en un pueblo fantasma. Fern decide vender todas sus posesiones, adquiere una furgoneta que convierte en casa rodante y como otros centenares de estadounidenses, migra adonde la búsqueda de trabajo la lleve. O sea, adopta un hipotético nomadismo como forma de vida. Las penurias y la soledad van en línea con la libertad y un considerable acercamiento a la naturaleza.


La cultura occidental siempre despreció al nomadismo para valorar el sedentarismo. Su narración es lineal y concibe a la modernidad capitalista al lugar al que todos los pueblos deberían llegar. Según esa lógica, lxs nómades eran cazadores-recolectores que se desplazaban por espacios territoriales relativamente amplios, en la búsqueda de animales o frutos. Siempre para la cultura occidental y grosso modo, la generalización de la agricultura forzó el abandono de los grandes viajes para atender los cultivos y con el paso de los siglos, provocó el surgimiento de las ciudades. Hay quienes dicen que con las ciudades vinieron los gérmenes del Estado y con él, los gobernantes, la Policía, los ejércitos, la burocracia, la producción de excedentes, los poseedores y los desposeídos. O sea, el más injusto de los órdenes.
Según el historiador chileno José Bengoa, el pueblo mapuche que enfrentó a los invasores españoles a mediados del siglo XVI era agricultor y navegante. Poblaba el curso de los ríos y los lagos, carecía de centralidad política y funcionaba a partir de federaciones que agrupaba a distintas comunidades según su espacio territorial. Fue como consecuencia de la guerra de exterminio que trajeron los europeos que los mapuches recuperan cierto nomadismo. Los recién llegados adoptaron como práctica incendiar los sembradíos, sobre todo en las áreas adyacentes del Biobío. Pero fuera del área de influencia de los ibéricos, la vida mapuche antigua se caracterizó por una gran movilidad que no sólo buscaba poner distancia de la guerra, sino también relacionarse con los ritmos del ciclo natural.
Me remito a un ejemplo más tardío que conozco bien: en los últimos 30 años de libertad antes de la Campaña al Desierto, los mapuche de las actuales provincias de Neuquén y Río Negro bajaban hasta la confluencia de los ríos Kakel y Tecka (Chubut) para la caza del guanaco cachorro. La temporada comenzaba a mediados de la primavera y se extendía hasta el verano. Luego, se consagraban a la recolección de manzanas y piñones en la cordillera y durante el crudo invierno, se alejaban de las nieves para comerciar en Carmen de Patagones plumas de choique, cueros de guanaco, más las mantas y makün que tejían las mujeres. Por entonces, el pueblo mapuche era fundamentalmente comerciante y ganadero, así que cuando la nieve dejaba de obstaculizar los pasos cordilleranos, iba a comerciar ganado a Valdivia. Entre la Ciudad de los Ríos y la localidad bonaerense hay algo menos de 1.200 kilómetros. Y entre Junín de los Andes y Tecka, alrededor de 600. Por ese territorio amplísimo se extendían los viajes mapuches de antaño. ¿Nomadismo? ¿O más bien, vivir de acuerdo a los ritmos de la naturaleza?


Hay enormes diferencias con el de Fern. El suyo está marcado por la temporada en Amazon, el gigante del comercio electrónico que la emplea cuando la demanda está en auge, quiere decir que, como trabajadora, está precarizada. Como lxs nómades estadounidenses de hoy no tienen acceso a la tierra y sus cocinas son más bien limitadas, la mayoría de las veces comen alimentos industrializados, al menos en la película. Al parecer, una proporción importante fue víctima de las crisis de las hipotecas basura, acaecida en 2008. De ahí que su elección por las rutas tenga más que ver con la exclusión capitalista que con la libertad. No deja de ser irónico que una institución tan establishment como la Academia de Hollywood distinga en 2021 un retrato del nomadismo posible. ¿Cuál fue la cultura más sabia? ¿La cazadora recolectora de antaño o la consumidora depredadora de hoy?

POR| Adrián Moyano.