Jeff Becerra de Possessed vuelve a caminar después de 32 años

Gracias a unas piernas robóticas, el cantante pudo ponerse de pie por primera vez desde que quedó en silla de ruedas por un tiroteo 1989.

Un emocionante acontecimiento fue el que vivió recientemente Jeff Becerra, cantante de la banda de death-thrash metal Possessed, ya que pudo caminar por primera vez en más de 30 años.

El músico quedó paralizado del pecho hacia abajo debido a un disparo que recibió en 1989 en medio de un asalto, y desde entonces ha tenido que hacer su vida en silla de ruedas.

Pero hace unos días, gracias a los avances de la ciencia, recibió un par de piernas robóticas que le permitieron ponerse de pie. “¡He vuelto a andar! He vuelto a caminar por primera vez en más de 30 años con la ayuda de piernas robóticas”, dice el mensaje del video donde se ve a Becerra dar sus primeros pasos en lo que parece ser un centro de rehabilitación.

La hazaña fue compartida en las redes sociales de Possessed, TikTok, Instagram y Facebook. El video recibió varias respuestas de músicos amigos como de la banda Testament y del ex guitarrista de Slayer y actual de Exodus, Gary Holt.

RECORDANDO EL ACCIDENTE

En 1989, cuando Possessed ya se había separado, Jeff fue víctima de un intento fallido de robo a mano armada ejecutado por dos asaltantes. Se armó una balacera en la que el cantante recibió varios impactos que lo dejaron paralizado del pecho para abajo.

Tiempo después, en una entrevista para The Underground Metal Gamer, declaró: “He estado en una silla de ruedas más tiempo del que he caminado. Es mi normalidad. No fue tanto un accidente, me dispararon con dos armas diferentes en un robo. Estaba haciendo una construcción de concreto. Trabajé algo así como 13 horas ese día. Me detuve a buscar un paquete de cigarros y supongo que mostré un billete de cien dólares y al salir, dos tipos con capuchas, vinieron corriendo con armas y me dijeron ‘Dame todo tu puto dinero'”.

Me resistí un poco. Debería haberles dado el dinero porque estaba jodido, estaba acorralado. No es la primera vez que me apuntaban con un arma y sabía que hablaban en serio. Peleamos, no había forma de salir de eso y terminé recibiendo un par de disparos. El primer tipo empujó una 9 milímetros en mi pecho (señala el agujero de la bala). Se rompieron las costillas y también los pulmones y la bala se quedó pegada en la columna, así que todavía tengo una bala de 9 milímetros pegada en una vértebra. Creo que el segundo tipo me estaba reduciendo muy cerca, por lo que no había ningún lugar a donde correr. Fue más como una reacción instintiva porque el primer disparo fue ‘¡pow!’ y justo después, ‘¡pow!’ otro más”, continuó contando.

Por | Catalina Álvarez
Foto | D.P.