“Rumble” o las raíces indígenas de bues y el rock
El círculo se cierra cuando Pura Fe canta sobre Charlie Patton. La mujer afirma que en la voz del blusero encuentra una manera de cantar que es la de su pueblo. Para quien firma, la superposición de voces y la afirmación de la cantante hizo el mismo efecto que la ficha cuando cae: un círculo se cerró.
Vamos por partes: Pura Fe (con tilde en la é) es la identidad artística de una neoyorquina que forma parte del pueblo tuscarora, una de las primeras naciones de Estados Unidos. Quizá desconocida por estas latitudes, el recorrido musical de Pura Fe arrancó en la época del sello Motown, abrevó en el folk y el blues para toparse con la música tradicional de su gente y otros pueblos. El territorio tuscarora original quedaba en Carolina del Norte pero desterritorialización mediante, los tuscarora sobrevivientes fueron confinados en una reserva, en Nueva York y cerca del lago Ontario. Fueron parte de la poderosa y célebre Confederación Iroquesa y a pesar del descalabro que sufrieron por parte de los ejércitos y colonos europeos, su cultura resiste y resurge. Desde los 60, Pura Fe viene anotándose varios porotos en esa partida.
Charlie Patton es un prócer. Se dice que nació en 1891 y por su talento iniciático recibió el apodo de “rey del blues del Delta”, en relación al Mississippi, claro. Cuando era todavía un niño, su familia tuvo que trasladarse a una célebre plantación de algodón: Dockery. Por allí pasaron también muchachitos como John Lee Hooker, Robert Johnson y Howlin´ Wolf. Cualquiera que entienda algo de blues, sabrá que estamos hablando de algo así como el cuarteto de los padres fundadores. También se dice que, al finalizar su adolescencia, Patton cantaba de una manera que marcaría un antes y un después en la música que, por entonces, se hacía. Todos y todas sabemos que el blues nació precisamente en las plantaciones, entre población afroamericana. Pero en general, pasamos por alto que aquellas explotaciones impiadosas -símbolo de esclavitud, explotación y racismo- se asentaron en territorios otrora pertenecientes a pueblos originarios. En el caso, que nos ocupa: chickasaw y choctaw.
La película “Rumble: the indians who rocked the world”, plantea una hipótesis tan perturbadora como lógica: el blues también hunde raíces en los ritmos y formas de cantar de algunas primeras naciones. Dispuesta a corroborar la teoría, la directora del film, Catherine Bainbridge, hizo girar un viejo disco de pasta de Charlie Patton en presencia de Pura Fe. La cantante acompañó espontáneamente el fraseo del blusero con inconfundible cadencia indígena y diantres: ¡el parentesco es muy evidente! Además, la película plantea que era usual a fines del siglo XIX que familias indígenas se hicieran pasar por afros para evitar males mayores. “Un descendiente de esclavos jamás disputaría territorio”, dice uno de los especialistas entrevistados. De esa manera, los despojados por Estados Unidos procuraban salvar la vida. Quizá fuera el caso de Patton, a quien se asigna ascendencia cheroqui.
“Rumble” debe su nombre a un tema de Link Wray. Para el gran público relativamente joven, su música trascendió al formar parte de bandas de sonido, en películas de Quentin Tarantino. Pero Wray sacudió al mundo de la música en 1958, cuando incorporó a la guitarra un sentido de la distorsión que nadie había experimentado aún. Precisamente, “Rumble” es su tema más icónico y en línea con los aportes que hiciera Patton en la génesis del blues, Wray se reivindicaba shawnee, otra de las primeras naciones de Estados Unidos. En la actualidad, nadie discute la ascendencia de Wray sobre el curso que adoptaría la guitarra en el hard rock primero, en el heavy metal después y luego, en el punk.
“Rumble” significa literalmente, retumbar y todos aquellos que tuvieron que esconder o disimular su identidad para poder sobrevivir, saben qué tan fuerte retumbaron los antiguos tambores en la intimidad de sus corazones para que los fuegos de la dignidad continuaran con su ardor. En Chile y en la Argentina, sabemos de qué habla “Rumble”.
Una última: la casaca que usó Jimi Hendrix en Woodstock no obedecía a una frivolidad. Es verdad que usar ropa de reminiscencias indígenas estaba de moda a fines de los 60, pero el tremendo violero también tenía ascendencia cheroqui. No por nada destruyó el himno estadounidense esa tarde apoteótica. Cofrades de “Sed y resistencia”, vean “Rumble”: está disponible en el blog Cinefilia Malversa. Está mal traducida y la calidad de imagen es inferior a la de las plataformas digitales, pero verán caer fichas por decenas. Verán que el círculo, cierra.
POR| Adrián Moyano | Foto. D.P.