África todos los días clama justicia
Dos confesiones. La primera, la columna atrasa una semana. La segunda, el orgullo de formar parte de un espacio que cuando correspondía celebrar a la Patria, editorializó sobre el Día de África, que también se conmemora el 25 de mayo. Se eligió la fecha porque ese día de 1963 se formalizó la Organización para la Unidad Africana, cuando el continente hervía de luchas por la liberación. El congreso fundacional se celebró en Addis Abeba, la capital de Etiopía. El país es periódicamente noticia por las hambrunas que provoca la supervivencia de las desigualdades, pero: ¿Sabías que Etiopía es uno de los pocos países del planeta que nunca fue conquistado por potencia europea alguna?
Impulsó aquella reunión el emperador Haile Selassie, hombre cuyo influjo fue muy poderoso en los albores de la cultura rasta y obviamente, en el reggae. Como te imaginarás, a quienes experimentamos “Sed y resistencia”, no nos impresionan demasiado emperadores o reyes, más bien al contrario, pero el hombre estuvo a la altura de las circunstancias cuando se peleaba con armas en la mano en buena parte del continente, para echar a los amos coloniales. Fidel Nadal hizo bastante por difundir su legado en la Argentina y también se debe al ex Todos Tus Muertos que mucho piberío de los 90 supiera de Patrice Lumumba, héroe de la liberación congoleña.
Para sintetizar rápidamente sus quilates, traigo a colación una frase de Allen Dulles, quien dirigió la CIA estadounidense entre 1953 y 1961: “Hemos decidido que su eliminación es nuestro objetivo más importante y que, en las circunstancias actuales, merece alta prioridad en nuestra acción secreta”. La Inteligencia estadounidense se salió con las suyas y después de un golpe de Estado, Lumumba fue asesinado en enero de 1961, es decir, hace poco más de 60 años. Hasta la propia Violeta le cantó: “Un río de sangre corre / por los contornos del mundo / y un grito surge iracundo / de todas las altas torres. / No habrá temporal que borre / la mano de la injusticia / que con crecida malicia / profanó al negro Lumumba. / Su cuerpo se halla en la tumba / y su alma clama justicia”. En Bélgica se frotaron las manos, al saber de su caída. Años antes, Lumumba había definido que el objetivo del Movimiento Nacional Congolés era “la liquidación del dominio colonialista y de la explotación del hombre por el hombre”. ¿Se entiende el encono de la CIA?
Cuando el que firma transitaba penosamente por ciertos claustros universitarios, hacía su carrera en otro curso una estudiante caboverdiana, que hablaba castellano. Recuerdo la pena de esa chica, cuando supo que un poco verosímil accidente de aviación, había perdido la vida Samora Machel, el primer presidente de Mozambique. En 1962, es decir, un año después de la muerte de Lumumba, Samora Machel se sumó a la guerrilla de su país y marchó hacia Argelia, donde recibió adiestramiento militar. Por entonces, tocaba a su fin la guerra de liberación del país norafricano, en cuyo fragor había florecido el imperecedero aporte teórico de Frantz Fanon. Con el vacío de poder que generó la Revolución de los Claveles en Portugal, la ocupación colonial puso pies en polvorosa y Mozambique alcanzó su independencia en 1975.
Para Samora Machel no había duda alguna: la única posibilidad de que su país alcanzara el desarrollo era a través del socialismo. Obviamente, apoyó al Congreso Nacional Africano, el partido de Nelson Mandela, en su lucha contra el apartheid. En 1984, cuando retornaba a su país después de celebrar un acuerdo con el gobierno sudafricano de la minoría blanca, el avión en el que viajaba cayó a tierra. ¡Oh casualidad! Sudáfrica siempre juró y recontra juró que nada tuvo que ver con ese atentado… ¡Perdón! Quise decir accidente.
El fin de las dictaduras en Portugal también apuró el triunfo revolucionario en otro de sus dominios coloniales: Angola. Aquí, el columnista tiene que hacer una recomendación: no dejen de leer “Un día más con vida”, de Ryszard Kapuscinski. A los que vivimos en el sur del sur, en general nos está vedado acceder a material de historiadores, poetas, novelistas o críticos africanos, pero los aportes del prócer polaco del periodismo funcionan como eficaz consuelo. Su crónica sobre la llegada de los soldados cubanos al aeropuerto de Luanda, cuando precisamente las tropas del apartheid sudafricano estaban en las puertas de la ciudad, emociona hasta el tuétano.
Así es amigues, África es bastante más que un djembe adquirible por Mercado Libre o un tallercito de danzas al uso. África es una revuelta eterna que tiene al colonialismo entre ceja y ceja. Por sus 11 millones de esclavos, por Lumumba, por Samora Machel y por los miles de caídos en la lucha por su liberación, África siempre clama justicia.
POR| Adrián Moyano | Foto D.P.