Crece la tensión entre Turquía y Grecia por conflicto en el mar mediterráneo

Grecia y Turquía se disputan yacimientos gasíferos en el Mediterráneo. Turquía exige una revisión de sus derechos de explotación, pero se enfrenta a una coalición. Para la UE, es difícil mediar en el conflicto.

En Agosto de 2020, un barco de guerra griego y uno turco se acercaron peligrosamente. Francia envió barcos de guerra para apoyar a Atenas. De ese modo, tres socios de la OTAN estaban enfrentados. Este miércoles (26.08.2020), el gobierno griego anunció una maniobra de tres días en el lugar, junto con Francia, Italia y Chipre. Poco después, dos barcos turcos de guerra iniciaron una maniobra militar con un destructor estadounidense, según Ankara.

  Las recientes escaladas según informó DW, alarmaron a la Unión Europea (UE). Alemania, como presidente del Consejo Europeo, intenta actuar como mediador: “Nadie quiere resolver este conflicto con medios militares”, dijo el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, luego de mantener conversaciones con los gobiernos de Grecia y Turquía.

Tratados históricos

El origen del conflicto data de casi 100 años atrás. Luego de la Primera Guerra Mundial, el territorio de Turquía quedó demarcado en el Tratado de Lausana, en 1923. El Estado turco que siguió al Imperio Otomano perdió todas las islas del Mar Egeo, que pasaron a pertenecer a Grecia. Desde entonces, Atenas y Ankara se disputan la Zona Económica Exclusiva entre las islas griegas y la costa turca.

En 1996 casi llegaron a una guerra, cuando comandos turcos tomaron por asalto una isla griega deshabitada. En el año 2000, la UE volvió a definir la frontera marítima favoreciendo, una vez más, a Grecia. Pero desde hace algunos años, el presidente turco, Erdogan, pide una reforma de los tratados. Grecia, por el contrario, acusa a Turquía de tener ínfulas de gran potencia y se aferra a la división actual.

En enero de 2020, además, Grecia, Chipre e Israel sellaron un acuerdo sobre la construcción de un gasoducto submarino de casi dos mil kilómetros de largo para transportar grandes cantidades de gas hacia Europa, sin pasar por Turquía.

Y, por último, Grecia, Chipre, Israel, Egipto, Italia, Jordania y los palestinos se unieron al Foro de Gas para el Mediterráneo Oriental (FGMO), al que también respalda EE. UU. Del foro quedó excluido Turquía, que protesta contra el grupo alegando que se trata de un club antiturco. Mientras tanto, también los Emiratos Árabes Unidos (EAU) decidieron rivalizar con Turquía y manifestarse en contra de la cooperación turca con grupos islamistas como los Hermanos Musulmanes

La UE, en un rol difícil de mediación

Durante la reunión con su homólogo alemán, el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, señalizó estar dispuesto a aceptar una mediación de la Unión Europea en el conflicto. Pero la UE está en un dilema. Por un lado, Bruselas trata a Turquía desde hace años con guantes de seda porque vive bajo la constante amenaza de que Ankara pueda renunciar al tratado sobre refugiados y abrirles a estos el portal hacia Europa. Por el otro, la UE se ve obligada a dar la cara por Grecia y Chipre, países miembros del bloque comunitario.

A corto plazo, la situación podría apaciguarse si se hiciera una movida política, como, por ejemplo, integrar a Turquía al FGMO. Sin embargo, a mediano plazo, es evidente que solo una ronda internacional de negociaciones sobre los derechos marítimos en la región podría ser útil.